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Es una caída de agua fría de unos 30 metros de altura que termina en una piscina natural de unos 7 metros de profundidad, rodeada de vegetación espesa y encantadores paisajes.

Ubicada a unos 6 km de la plaza principal de Roboré (Santa Cruz, Bolivia, Sudamérica), en el bosque seco Chiquitano, se entra por un camino pedregoso (solo para vehículos 4×4) hasta llegar a una propiedad privada. En ese lugar, llamado toitazales, debido a la abundancia de palmeras del mismo nombre, se desciende a pie alrededor de una hora en pronunciadas bajadas y subidas. El esfuerzo físico requerido premian con la vista espectacular del paisaje, la fauna y la flora.